CONTENIDO DEL DISCO


A.CORELLI (1653-1713)

Concerto grosso Op.6 nº8

‘fatto per la Notte di Natale’

Vivace – Grave

Allegro

Adagio – Allegro – Adagio

Vivace

Allegro

Pastorale ad libitum. Largo


L. BOCCHERINI (1743-1805)

Música nocturna de Madrid

7.    Imitando un campanella

8.    Imitando il tamburo

9.    Minuetto de los ciegos

10.  Il Rosario. Largo assai – Allegro

11.  El Pasacalle. Allegro vivo

12.  Imitando il tamburo

13.  Ritirata. Maestoso

M. MORENO-BUENDÍA (*1932)

Salzillesca – Música para un Belén

(Versión para orquesta de cuerda)

I La Buena Nueva

II La Anunciación

III El Portal de Belén

IV El Niño

V La Virgen y San José

VI Grupo de Pastores

VII Músico ciego

VIII Vendedora de huevos

IX Un Despellejador

X Al Amor de la Lumbre

XI Los Reyes Magos

XII La Matanza de los Inocentes

XIII La Huida a Egipto

(“Alma, sintamos” Pablo Esteve, 1785)

XIV La Buena Nueva – II 


De los doce Concerti Grossi para dos violines y violonchelo di Concertino obligati y otros dos violines, viola y bajo di Concerto Grosso  escritos por Arcángelo Corelli  (1653 – 1713) y publicados como Ópera Sexta en Roma, en 1714, un año después de su muerte, el Concerto VIII fatto per la notte di natale es el más conocido de todos. A ello ha debido contribuir muy probablemente no sólo la indiscutible belleza de esta obra sino el atractivo de su destino específico, lo que le confiere la particularidad, entre otras, de añadir a la estructura habitual de estos concerti grossi, una Pastorale ad libitum que, por descontado, se incluye en esta grabación. Una Pastoral tan bella y delicada como las otras más conocidas y posteriores de Bach (Oratorio de la Navidad) y de Haendel (El Mesías).


Y es que respecto a la música del genial compositor de Fusigano, de residencia romana bajo la protección del Cardenal Ottoboni, recae la sospecha de que en la práctica de la vida musical no ha merecido, ni mucho menos, el lugar que le corresponde a pesar de la importancia que le otorgan los historiadores. Y si eso es cierto respecto a las series de tríos-sonatas y sonatas solísticas reunidas en sus cinco  primeros opus, que sientan las bases de la Escuela Italiana del violín (y que luego  realzarían los Vivaldi, Manfredini, Geminiani, Veracini y Locatelli, entre tantos otros violinistas-compositores principalmente italianos, aunque la influencia de la obra corelliana rebasó muy pronto el cinturón de los Alpes), el olvido se hace todavía más injusto al contemplar la suerte de estos magníficos e interesantísimos doce conciertos de belleza conmovedora y de perfecta elaboración .  


Todo es aquí transparente y sencillo, y matizado de esa dulce severidad romana de la que se impregnan los ocho primeros conciertos de la colección, destinados a los oficios religiosos, en contraposición a los cuatro últimos, destinados a las sesiones de cámara, en los que, tras un inexcusable preludio, asumen totalmente el protagonismo los tipos de danza usuales de la época (Allemande, Gighe, Corrente, Sarabande, Gavotte e  Minuetti ).


Ya quedó anunciada al principio  la disposición instrumental establecida por Corelli para estos conciertos a la que se amolda exactamente el Concierto que se comenta. Algunos de sus siete movimientos apenas reúnen una docena de compases. El Vivace del comienzo tiene sólo seis en riguroso estilo homofónico. El resto se suele amoldar a un tipo de escritura contrapuntística meticulosamente elaborada.


Cuando Luigi Boccherini (Lucca, 1743- Madrid 1805) llega a Madrid en el año 1769 traía fama de ser el mejor violonchelista de Europa. Habían transcurrido sólo doce años desde el fallecimiento, en 1757, de Domenico Scarlatti, el mejor y más grande intérprete y compositor de obras para clave, después de permanecer veintiocho años en la Corte española. Treinta y ocho fueron los que Boccherini estuvo vinculado a ella, obteniendo sus últimos amparos merced a la intervención del Conde Floridablanca, el insigne político murciano Don José Moñino Redondo. Al igual que le sucedió a Scarlatti, no se limitó el músico de Lucca a su faceta de virtuoso al servicio del infante Don Luis Antonio de Borbón, hasta la muerte del Infante, hermano del reinante Carlos III, sino que se dedicó, también, a la labor de creación. Fruto de ello  fue un abundantísimo catálogo, abierto prácticamente a todos los géneros musicales, en el que sobresale un elevado número de cuartetos y quintetos, modalidad esta última en donde su papel adquirió una mayor relevancia, hasta el punto de que sus quintetos para dos violonchelos constituyen una original y decisiva aportación al repertorio de la música de cámara, al igual que los quintetos con guitarra.


Precisamente, de uno de sus quintetos con guitarra, del Quintetino con guitarra opus 30 número 6, según el catálogo de Yves Gerard, proviene la Música nocturna de las calles de Madrid, contenida en esta grabación según la adaptación para orquesta de cuerda realizada por Gustav Lensewski. 


La novedad y el interés de esta música radica en la manera en que Boccherini se comporta en este repertorio de hondas raíces europeas, españolizándolo hasta el punto de ofrecer una estampa castiza del Madrid típicamente goyesco, fino, elegante y  distinguido. La  serenata o el divertimento, que tan gloriosos ejemplos había dejado, se transforma aquí en un gracioso y, si bien se entiende, silencioso desfile en compañía de atildados parroquianos, en el que no faltan toques de campanilla para las invocaciones religiosas, ni majos, ni la simpática marcialidad de un reducido pelotón de mosqueteros al ritmo de un pequeño tambor, formando, todo ello, una deliciosa y sugerente estampa del Madrid dieciochesco.


La evocación actual de ese mismo siglo, pero no el de la capital de la Corte española, sino del ambiente de una amable y acogedora parte de su Reino, la encontramos en la Salzillesca de Manuel Moreno-Buendía, murciano, como Francisco Salzillo, y como murcianos son, también, los tipos y escenas que el genial imaginero quiso reunir entorno a los personajes centrales de su Nacimiento. Sobre distintas de esas figuras y sobre algunas de sus más conmovedoras escenas el compositor ha  acertado a crear una obra profundamente original y de directo impacto en el oyente, que viene a enriquecer notablemente su extenso catálogo. Obras como el Cuarteto con piano (1955), la Suite Concertante para arpa y orquesta (1958), el ballet Eterna Castilla (1964), sus dos importantes inmersiones en el teatro lírico de Los vagabundos y Fuenteovejuna, y, en una época ya más reciente, los dos conciertos para guitarra, el Concierto del Buen Amor (1992) y el Concierto Goyesco (2004), el Concierto Neoclásico para arpa, marimba-vibráfono y cuerda, Don Quijote Centenario para orquesta de cuerda, y su último y precioso trabajo sobre Villancicos Populares Murcianos, entre otras muchas otras piezas de menor entidad, hablan de la pluralidad y diversidad de los intereses artísticos de Moreno-Buendía a lo largo de una dilatada trayectoria musical, en la que también han existido etapas dedicadas a diferentes menesteres de la dirección lírica.


Mas, volviendo sobre Salzillesca, nada puede resultar más clarificador que transcribir las notas al programa que el propio autor escribió cuando el 16 de diciembre de 1999, fue estrenada en la Iglesia del Convento de Las Agustinas de Murcia, en su  versión original para cuarteto de cuerda, cumpliendo con un encargo recibido del Ayuntamiento de la capital. “El planteamiento musical - explicaba Moreno-Buendía -  responde a dos principales conceptos: lo divino y lo humano. Al primero pertenecen los siguientes: La Anunciación, el estilo imitativo en estado puro; El Niño, donde violines y viola aspiran a tocar el cielo; La Virgen y San José, meditación del violín en respuesta al violonchelo y La huída a Egipto, que es una  canción del siglo XVIII de Pablo Esteve- contemporáneo de Salzillo - , titulada “Alma sintamos” (1785). Representan al segundo concepto, el humano, el Grupo de pastores, celebración del Nacimiento, visto desde lo popular; Músico ciego, el violonchelo entona su “melos” en relación bitonal con los otros instrumentos; La vendedora de huevos, un centenar de pizzicatos para una centena de invisibles gallinas ponedoras (que es preciso imaginar) y Un despellejador, la disonancia y los “glissandi” al servicio de una de las figuras más impresionantes de todo el Belén.


Otros elementos y personajes escogidos han sido: El portal del Belén, las dobles cuerdas en punto contrapunto; Al amor de la lumbre, violines y violas dialogan ante el fuego en una fría noche estrellada; Los Reyes Magos, un mundo sonoro abigarrado y barroco que enlaza con La matanza de los inocentes, donde el ritmo quebrado y abrupto quiere ser fiel reflejo de la barbarie.


Por último, La buena nueva (I y II), una glosa esperanzadora, con variaciones,  es la “llave” que abre y cierra el conjunto de toda la obra. “


Conviene decir que más que ante una obra de naturaleza programática,  estamos ante una recreación personal del variopinto y abigarrado mundo del Belén salzillesco. Ante el Belén de un artesano sonoro que, salvo la única cita testimonial  del “Alma sintamos” de Pablo Esteve (junto a Manuel Plá y Blas de Laserna los más célebres autores de tonadillas del siglo XVIII), elabora una suite “biensonante”, como gusta el compositor de calificar a su música en general, de un lenguaje plenamente actual. Expresión sincera y tranquilizadora, la de “biensonante”, con la que el autor  nos quiere avisar de que su finalidad primera y última consiste en que el arte no pierda   su capacidad para deleitar y emocionar. Y ésta es, justamente, la sensación que se percibe al escuchar las catorce breves escenas que se distribuyen con un ponderado sentido del contraste y desde la sabiduría de quien cuenta ya con una acrisolada experiencia de creador.


“Salzillesca”  lleva por subtítulo “Música para un Belén” y en su versión original para cuarteto de cuerda, fue dedicada al Cuarteto Almus. Transcrita posteriormente por el propio autor para orquesta de cámara de cuerda,  fue estrenada por Il Concerto Accademico en el Auditorio del Conde Duque de Madrid el 28 de diciembre de 2001.


Octavio de Juan

Crítico Musical

 il Concerto Accademico

Música para Salzillo


Sello RTVE

M-6827-2007


Música de Corelli, Boccherini y Moreno-Buendía



IL CONCERTO ACCADEMICO


Violines: Margherita Marseglia, Ricardo Raúl

Climent, Anabel Sánchez, Carolina Martínez, Saúl Romero, María Esther Serrano, Cristina Carp, Isidoro Martínez


Violas:    Octavio de Juan, Ignacio Denia,

               Nélida Andreu,



Violoncello: Vanesa Belmonte, Rosa Vidal


Contrabajo: Samuel Oliver


Clavicémbalo: Anabel Sáez




Grabación realizada en la Sala de Cámara del Auditorio y Centro de Congresos Región de Murcia “Victor Villegas” los días 21 y 22 de octubre de 2006


Toma de sonido y edición digital para RTVE:

Andrés Moreno Saura

Asesor musical: Manuel Moreno-Buendía

Coordinadora de diseño y maquetación:

Victoria Domínguez